jueves, 7 de febrero de 2013

El país de las Mujeres, ¿realidad o ficción?

Propuestas radicales para resultados reales.


Aunque estemos en pleno siglo XXI las injusticias sociales y humanas; la discriminación y, concretamente, el machismo y el patriarcado son unas pesadas cargas que llevamos las mujeres en nuestras espaldas desde tiempos inmemorables. (“¿Y los hombres no?”, sí, los hombres también son víctimas del machismo y el patriarcado, pero creen estar tan cómodos en estos privilegios que les reconoce el poder imperante que no se molestan en luchar por los beneficios que un nuevo sistema podría proporcionarles).

Día a día, los medios de comunicación, las noticias (nacionales e internacionales) nos bombardean con sucesos e informaciones terroríficas: violaciones, masacres, guerras, injusticias, corrupción, violencia… Por ello, cada una de nosotras trata de buscar una vía de escape, una pequeña parcelita de placer en la que, sin olvidar lo desastroso que es este sistema mundial, busca cargarse de buena energía, de fuerza, de entusiasmo con el que poder hacer frente a esta realidad.

A unas personas les gusta el deporte, otras bailan, otras participan en asociaciones y movimientos sociales de todo tipo, ¡qué sé yo! Obviamente también incluyo aquí hacer el amor, o simplemente tener sexo deportivo, aunque ahí ya interviene más de una, o de dos… o de lo que pueda cada una. Siguiendo el hilo, la tabernera de este blog se refugia en la lectura, en la novela negra, en la policiaca, en esas tramas en las que aparecen dos, tres, cuatros cadáveres y alguien tiene que resolverlo. “¡Muy macabro!”, me han llegado a decir. ¿En serio? ¿Crees que leer novela negra me convierte en una persona macabra? Personalmente creo que es mucho más cruel permanecer impasible ante las injusticias o tener la desfachatez de dedicarse a una vida de consumo y placeres momentáneos de los que no quedará ni rastro cuando pasen los años, así que vale, soy una “ma-cabra”.

Gioconda Belli
¿Y por qué digo todo esto? Pues a ello voy. ¿Cuántas veces nos hemos preguntado si otra estructura social es posible? O, simplemente ¿si otro mundo es posible? ¿Cuántas veces hemos intentando imaginar qué pasaría si las mujeres estuvieran en los cargos de poder, en los altos cargos del gobierno? ¿Permitiríamos que nuestras hijas/os fueran a la guerra a morir asesinadas/os por la descendencia de otras mujeres que se encuentran en la misma situación? ¿Seguiríamos calculando la bonanza de un país y su calidad de vida utilizando datos económicos y niveles de riqueza? No lo creo. Dudas, reflexiones, ideas...

Y entonces, cae en mis manos el libro “El País delas Mujeres” de Gioconda Belli y mi cerebro entra en ebullición. Se trata de una obra absolutamente transgresora, innovadora aunque, para algunas personas, un tanto radical. No tanto por el aspecto narrativo, que envuelve desde el principio; quizás tampoco por la trama, que también engancha, pero sí, un sí rotundo, por la sociedad que nos plantea.

Si has llegado hasta aquí y tienes la posibilidad de leer el libro pospón la lectura de este post. Si requieres de un empujoncito, espero que esto sirva de ayuda.

La Ciudad de las Mujeres se desarrolla en el país de Faguas (ficticio), un país en el que la corrupción y la ambición de los políticos (sí, hombres), han acabado con las expectativas de vida de las personas: jóvenes que tienen que emigrar, familias que apenas llegan a fin de mes. En fin, ninguna novedad. Por ello, un grupo de amigas lideradas por una periodista muy mediática y absolutamente volcada en la necesidad de destapar la corrupción del gobierno de su país, forman el partido del PIE (Partido de la Izquierda Erótica). Y comienzan una campaña política absolutamente transgresora.

La idea central que plantea es “un partido que proponga darle al país lo que una madre al hijo, cuidarlo como una mujer cuida su casa; un partido maternal que blanda las cualidades femeninas con que nos descalifican, como talentos necesarios para hacerse cargo de un país maltratado como este. En vez de demostrar que somos “tan hombres” como cualquier macho y por eso estar aptas para gobernar, hacer énfasis en lo femenino, eso que normalmente ocultan, […], las mujeres que aspiran al poder: la sensibilidad, la emotividad.

Es decir, en vez de confrontar estereotipos y roles de género con la cultura imperante, se proponen utilizar las cualidades –que no son más que constructos culturales- con las que se nos etiqueta a las mujeres –dulces, cariñosas, maternales por naturaleza y biológicamente  programas para cuidar de las familias y sus familiares…- y utilizarlas en su beneficio. Si según la cultura las características y acciones de las mujeres responden a todo lo mencionado y, aplicado a la vida privada –el hogar y la familia-, funciona, ¿por qué no trasladarlo a la esfera pública, a la esfera política?
El país de las Mujeres_Portada.
Como era de esperar y debido a determinadas situaciones llegan al poder y toman las medidas y decisiones que ningún hombre del gobierno jamás tomó.


Reestructura el estado, elaboran una nueva Constitución más justa y participativa. Plantean reformas a nivel educativo, a nivel social y comunitario, medidas para proteger la maternidad, medidas de tipo económico potenciando el abastecimiento alimentario del propio país sin necesidad de importaciones, etc. Pero toman una medida, una medida radical y conmovedora, que consiste en expulsar de todos los cargos del gobierno a los hombres durante un período de 6 meses, con su correspondiente prestación por desempleo. ¡Uh, hembrismo, odian a los hombres!..., dirán algunas/os… pero nada más lejos de la realidad.

Esta medida tiene un doble objetivo. Por un lado, permite a las mujeres tomar decisiones difíciles y radicales, nunca realizadas, sin estar haciendo frente constantemente a las negativas y reticencias de los varones. Y, por otro, permite algo absolutamente necesario para transformar la sociedad patriarcal existente. Es decir, que los hombres experimenten en su propia persona el trabajo doméstico, ese trabajo tradicionalmente asociado a las mujeres, a la esfera de lo privado y que no tiene ningún tipo de reconocimiento, ni económico, ni social con la finalidad de que reconozcan la dificultad que éste conlleva y la necesidad de su valoración socio-económica.

Y así, proponen una larga serie de medidas que en ningún caso está destinadas a castigar a los hombres, sino a permitirles ser conscientes de la realidad rígida en la que viven, en la que han sido educados, a través del intercambio de roles de género.

Evidentemente la trama es mucho más compleja y viene acompañada de unos  personajes que te cautivan pero es interesante la propuesta de forma de gobierno que plantean. ¿Cómo sería el mundo si las mujeres tomáramos las decisiones o, como mínimo, se nos permitiera participar de manera real y efectiva en la toma de las mismas, realizando nuestras propias propuestas?

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