lunes, 18 de marzo de 2013

Las librerías... reflejo de la situación de las mujeres en la sociedad.

La disposición de las obras en las librerías fiel reflejo de la situación de las mujeres en la sociedad.


Las tiendas de libros, las librerías, los lugares del placer… esos locales llenos de estanterías que están repletas de obras de todos los tamaños y colores, tapas duras, ediciones de bolsillo, mesas con sus libros bien dispuestos y que dan ganas de tener el poder de leer lo que llevan escritas sus páginas sólo con mirarlos… Sin embargo, existe en ellas el mismo orden heteropatriarcal impuesto “en la calle” y que relega tanto a la literatura feminista como a la mal llamada “literatura lésbica” a los lugares menos vistosos o, en su defecto, a las categorías más absurdas. 

Desconozco cuáles son las estrategias de marketing que utilizan las librerías convencionales –no las librerías de mujeres- para vender sus libros, lo que sí sé, es que muy pocas –yo aún no he encontrado ninguna pero no quiero darme por vencida- tienen los libros sobre feminismos en un lugar estratégico, en un lugar al que pueda acceder todo el mundo, ya sea el caso de quien esté buscando un libro determinado, ya sea aquel o aquella que se encuentre con una de estas obras por casualidad y su curiosidad le permita hacerse con una.


"No me llames cariño", Isabel Franc.

A continuación les contaré tres casos concretos, ocurridos en tres librerías diferentes de Tenerife, y que responden a la situación y/o trato que en la sociedad actual tanto a las mujeres feministas como a las lesbianas: invisibilidad, relegación a los lugares más incómodos –el feminismo es muy incómodo- y etiquetas y prejuicios injustos.

Caso nº1. “El extraño caso de los libros feministas que desaparecen”: la invisibilidad.

Hará un par de años, en 2010 si no recuerdo mal, abrieron una librería nueva en el centro de la ciudad. Una de esas de “libros urgentes” repletas de estanterías y mesas que abarcan metros y metros cuadrados de un local.

En mi primera visita, tras una panorámica general, encontré una estantería en la que entre sus etiquetas indicativas había una que decía “FEMINISMO”… Waaaawwww pensé y allí estuve sumergida durante un buen rato: Simone de Beauvoir, alguna cátedra sobre feminismo y libros sobre violencia de género… Tampoco es que fuera ni la mejor manera de clasificar los libros, ni que tuvieran las colecciones más variadas, pero daba gusto saber el lugar concreto al que dirigirme cuando quisiera buscar literatura feminista.

Me marché a mi casa muy contenta y fui comentando a compañeras de trabajo y amigas lo que había encontrado. No pasó ni un mes cuando volví a acudir a “la estantería”… y ¿qué ocurrió? Exacto, ya no estaba. La etiqueta había sido despegada, los libros dispersados o, en su defecto, bajados al último nivel de la estantería y en su lugar estaban los libros de “sociología”. Es decir, mucha teoría escrita por hombres sobre cómo deberían ser las sociedades pero ni un ejemplar que abarcara el feminismo. ¡La primera, en la frente!


Caso nº2: “¿Quieres literatura feminista, tírate al suelo o vas lista?”: la incomodidad que a algunos causa el feminismo.

Este segundo caso me ocurrió hace cinco días en una librería situada en San Cristóbal de la Laguna. Una de esas librerías a las que llaman “técnicas” y que son las que abastecen a la mayoría de universitarias/os que acuden a las facultades situadas en esa ciudad: economía, derecho, medicina, dibujo, geografía, trabajo social…

Estaba paseando por la planta de “ciencias sociales”, entre mesas y estantes y me dispuse a buscar los libros de feminismos y ¿dónde estaban situados? Pues bien, estaban en un pasillo extremadamente estrecho en el que las posibilidades de moverse eran escasas incluso para alguien como yo, que no llega al 1,60. Pero, para ser más exacta, su localización concreta eran los dos niveles situados más cerca del suelo, colocados sin orden alguno, desordenados, abandonados, poco más que dejados de la mano del polvo o el disfrute de los ácaros. Me pregunto por qué en la mesa de al lado habían colocado, de manera muy vistosa, libros sobre maternidad, al alcance de todas pero los libros sobre derechos de las mujeres estaba en un lugar tan remoto. Son cosas mías o intentan decirnos “¿está bien que las mujeres nos interesemos por la procreación pero no es bueno que nos empoderemos a través de textos feministas?" ¿Es esto el reflejo de la cultura que ensalza los valores de la familia tradicional pero las mujeres con otro tipo de inquietudes, que en ningún caso son incompatibles, están mal vistas y por ello deben ser relegadas a los peores puestos de la sociedad?

Caso nº3: Novelas escritas por mujeres cuyas protagonistas son lesbianas, ¿literatura erótica?

Esto me ha pasado en varias librerías, pero me referiré a un caso concreto ocurrido en una de las librerías más famosas y con mayor trayectoria de la capital de la isla. Si explicaba lo difícil que resulta encontrar libros sobre movimientos feministas, más complicado se pone el asunto cuando una lo que quiere es acceder a un libro de la mal llamada “literatura lésbica”. ¿Y qué es lo que algunos consideran literatura lésbica? Pues, simplemente, novelas y otro tipo de obras, escritas por mujeres, y cuyas protagonistas son mujeres que aman o, simplemente, sienten atracción o tienen sexo con personas de su mismo sexo. Estos libros no poseen ninguna diferencia con la novela tradicional o con cualquier otro tipo de obra, pueden ser de intriga, de ciencia ficción, novela romántica, policiaca… pero es que sus protagonistas se salen de “lo corriente” y claro, ya estos libros no son para todos los públicos. Porque las lesbianas sí podemos leer tranquilamente libros en los que sus protagonistas –heterosexuales intravenosos- tienen sexo de todo tipo, amores y desamores y debemos respetarlo, pero a algunos heterosexuales les resulta tedioso, por no decir obsceno o, en el caso contrario, erótico, leer historias en las que dos mujeres mantiene algún tipo de relación. Porque leer "Los Pilares de la Tierra" y encontrar dos violaciones por página no es, por ejemplo, literatura que hace apología de la violencia de género, pero si dos mujeres se besan con la pornografía hemos tomado.

Divagaciones a parte, me dispuse a buscar el libro deseado y, al no encontrarlo, recurrí a la dependienta. “A ver, ese tipo de libro lo tenemos aquí, ¡¡¡EN LITERATURA ERÓTICA!!!” y me dio una banqueta para que me subiera y lo buscase en el estante más alto y desordenado de toda la tienda, mezclando libros "lésbicos" con la pornografía más cutre jamás vista.

En fin, ya no es sólo que las lesbianas no existamos y seamos invisibles tanto en la sociedad como en las librerías, sino que si salimos a la luz entonces nos convertimos en algo “erótico”, algo “pornográfico” o, lo que es lo mismo, si se nos permite existir es sólo porque podemos dar respuesta a los deseos sexuales de algunos hombres. 

Obviamente, nada es tan drástico y hay mejores lugares en los que encontrar buena literatura, tanto sobre movimientos feministas como aquellas cuyas protagonistas son lesbianas y aquí dejo algunos ejemplos:
Librería de Mujeres Canarias. 
Editorial Egales. Tienda online de literatura especializada LGTB.  

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