martes, 14 de mayo de 2013

Visibilidad Lésbica III: La lesbiana en el sistema sanitario.

AVISO: el sistema heteropatriarcal perjudica gravemente su salud, y la de las lesbianas.


La miniserie "visibilidad lésbica" comenzó con la intención ser un único artículo dedicado a la celebración del "Día de la Visibilidad Lésbica", el pasado 26 de abril. Sin embargo, encontré la oportunidad en ese primer post para elaborar una pequeña lista en la que se explicara "qué no era una lesbiana: anulando prejuicios". Vista la acogida que tuvo decidí que lo suyo era intentar dar respuesta a esa gran pregunta que a la mayoría de las personas que se cruzan en tu camino, querida lesbiana, una vez descubierto tu amor por el propio sexo -además del onanismo-, se lanza a plantearte "¿Y tú, cuándo descubriste que eras lesbiana?", en el que les facilitaba las etapas del descubrimiento del lesbianismo. 

Tras la elaboración de esos dos primeros artículos y tras mucho reflexionar junto a otras lesbianas sobre "anécdotas" que nos han ocurrido en la vida diaria por el simple hecho de practicar sexo con mujeres y no con hombres, ha ganado por goleada, -como lugar de controversia favorito- el sistema sanitario, -o lo que queda de él-. Concretamente, las/los profesionales de la ginecología

Y es que, mujeres todas y lesbianas algunas, el sistema sanitario es, como ocurre en casi todo aquello que nos rodea, fiel reflejo de la sociedad heteropatriarcal de la que pretenden que formemos parte. Una sociedad llena de prejuicios, ideas preconcebidas y afirmaciones en general, obsoletas y estúpidas, entre las cuales hay una que nos viene al pelo en este post. Y esta es, en el ámbito de las relaciones de pareja sólo existe la heterosexualidad, es decir, la unión entre un hombre y una mujer -Gallardón daría una explicación más completa- y, esto se traduce, en que las mujeres follamos con hombres o no follamos. Y punto. ¿Que es eso de estar mezclando peras con manzanas? Aunque ahora que lo pienso... peras con peras... mmm y unos bollitos... quizás un picoteo a base de tortilla... Bueno, que me pierdo.

Que esa idea fluya como la pólvora, aunque cada vez menos, por las mentes de personas que no se paran a reflexionar sobre sexualidad, pase. Pero que una persona que ha dedicado unos diez años de su vida para especializarse en el ámbito de la ginecología y la obstetricia y prácticamente todos los días pase consultas a decenas de mujeres no contemple el lesbianismo como una de las posibilidades de sus pacientes... ¡por favor! ¿Es que se especializan en la salud de nosotras, las mujeres, como si fuésemos "un simple cuerpo" y no tienen cuentan las múltiples realidades en qué vivimos? ¿Los diferentes y diversos contextos en los que cada una desarrollamos nuestras vistas? ¿No hay una asignatura o algo en esta licenciatura tan prestigiosa que diga a estas/os futuras/os profesionales que las mujeres somos diferentes unas de otras y que no nos pueden tratar a todas por el mismo baremo, ni hacernos el mismo cuestionario para la historia clínica como si hubiéramos salido de la misma fábrica de coches y nos fueran a diagnosticar qué pieza es la que tenemos que cambiar? En fin, como pueden apreciar, el tema de las habilidades sociales que deberían tener ni la menciono, no por ahora.

Planteadas las cuestiones pasemos al listado de "anécdotas" que pueden tener lugar en una consulta ginecológica cuando la mente de quien vela por nuestra salud no está adaptada a la realidad del siglo XXI y la heterosexualidad lo impregna todo. Quede claro, también, que donde digo "anécdota" digo situaciones y circunstancias controvertidas que podrían evitarse y que aunque aquí se traten con humor e ironía -como principio inspirador para poder disfrutar de esta vida- no todas las mujeres se enfrentan a ellas de la misma manera, pudiendo llevar a consecuencias tan dramáticas como que decidan no volver a hacerse una revisión ginecológica, para no pasar por la misma situación de discriminación, con la cantidad de efectos negativos para la salud, tanto física como mental, que ello podría suponer.


CASOS REALES:

Caso nº1: Métodos anticonceptivos: el negligente. Ginecólogo rellenando mecánicamente la ficha sobre la historia de la paciente lesbiana. Era su primera visita y además de ser muy tímida estaba realmente nerviosa.

Ginecólogo: ¿Mantienes relaciones sexuales?

Lesbiana: Sí.
Ginecólogo: ¿Usas métodos anticonceptivos?
Lesbiana: No. 

Reacción: ¡¡le importa lo que viene siendo una m*****!! ¿Este es el supuesto médico especialista que vela por el bienestar de la salud de las mujeres? Lo dudo. Si al menos hubiera indagado un poco sabría por qué no los utiliza. O, en su defecto, podría haberle explicado las posibilidades que existen de tener embarazos no deseados, así como la multitud de infecciones de transmisión sexual que podría coger.



Caso nº2: Métodos anticonceptivos: el asombrado evasivo. Lesbiana acude a cita con su ginecólogo para revisión anual, aunque había estado con anterioridad el doctor era otro.

Ginecólogo: ¿Mantienes relaciones sexuales?

Lesbiana: Sí.
Ginecólogo: ¿Qué métodos anticonceptivos usas?
Lesbiana: Ninguno, soy lesbiana, sólo tengo sexo con mujeres.

Reacción: Este supuesto médico bajó la cabeza ante la respuesta y siguió escribiendo como si no le hubieran dicho algo a contemplar o que le llevara a plantear algún tipo de pregunta diferente a las que le realiza a las mujeres heterosexuales que pasan por su consulta. Es la técnica de evadirse, "si no lo nombro, no existe", pensó. 


Caso nº3: La im-posibilidad del embarazo. En este caso la consulta la dirigía una doctora y la paciente fue acompañada de su novia.

Doctora: ¿Tienes relaciones sexuales?

Lesbiana: Sí.
Doctora: ¿Y no tienes posibilidades de estar embarazada?
Lesbiana: No.
Doctora esperando matizaciones...
Lesbiana: .No, porque no las tengo con hombres, sino con ella -señalando a la mencionada novia-.

Reacción de la doctora: mira fijamente a la novia, se sorprende, se avergüenza de no haber caído antes, empieza con una tanda de justificaciones... "claro, es que no lo había pensando, siempre meto la pata porque no tengo en cuenta esa posibilidad...". Pues estate al loro, amiga.


Caso nº4: El "penecéntrico". En este caso la consulta fue en urgencias debido a una infección de orina. Tras realizar el pertinente análisis, entiéndase, tras pasar por el terrible dolor de tener que hacer pis -con lo que ello supone cuando tienes una infección de orina- y encima tienes que conseguir que tu doloroso agüita amarilla apunte justo en un trozo de cartón de 1cm de ancho por 10cm de largo, que a saber que misógino habrá diseñado, el "penecéntrico" con 10 años de estudios mira el trozo de cartón, observa los colores que se activan y, resultado, INFECCIÓN DE ORINA.

Médico: ¿Sabes por qué se produce una infección de orina?

Lesbiana: No. -Pero créame que en este momento me importe lo que viene siendo nada y lo que me gustaría es que me recetara algún medicamento que acabara con mi agonía-.
Médico: Pues te lo voy a explicar, -y es que, querida mujer joven que acudes sola al ginecólogo, si no te intentan aleccionar un poco, ¡oh mujer incompleta envidiosa del falo masculino!, como que la jornada de trabajo no les sienta igual. En fin.

Y entonces, ni corto ni perezoso, al susodicho le dio una regresión a su adolescencia en la que dibujar tetas y culos en horas de clase le causaba una diversión indescriptible, y dibujó en medio folio un pintoresco pene al que le añadió hasta su uretra y, para completarlo, un triángulo bocabajo al que decidió llamar "vagina". -¿En serio, eso es una vagina? ¿Usted estudió con Radio Ecca o qué?-. Pizpireto él, tras señalar y explicar minuciosamente cómo entra un pene en una vagina, -o en un triángulo, según se mire-  prosiguió con su explicación "y claro, las mujeres tienen la uretra menos protegida que los hombres y sus penes -este señor no se quitaba el pene de la boca ni para tragar- y por eso es más fácil que les de una infección"... ¡QUÉ PEREZA DE TÍO!


Lesbiana: -Si he podido soportar el dolor todo este tiempo, tengo tiempo para una respuesta más-. Vale, pero es que yo soy lesbiana y no tengo sexo con hombres.... ZASSSS. Cómete tu pene y quédate con el graffiti del aparato reproductor.

Médico: Ah, bueno.

Reacción: Ni disculpas por haber dado por hecho que era heterosexual, ni por haber decidido que la infección de orina era el resultado de sexo y no de cualquier otra cosa, ni nada, de nada. El "peneadicto" siguió hablando fingiendo normalidad, aunque su desconcierto era evidente. 


Moraleja: querida amiga lesbiana que te ves interrogada con asiduidad por profesionales en general, y ginecólogas/es en particular, sobre los aspectos supuestamente más íntimos de tu persona. ¡NO, DESESPERES! Afortunadamente cada vez hay profesionales más preparados en lo que al trato con las personas se refiere pero, por si las moscas, nunca ocultes tu lesbianismo o lo que quieras que sea. Si las pregunta las hace él/ella que sea consciente de todas las alternativas que se le pueden presentar. Si no las ha tenido en cuenta o las pasa por alto, zasssssss, suéltaselo de la manera que le resulte más incómoda posible. Así sabrá para la próxima que las lesbianas existimos.


@Tabernavioleta

2 comentarios:

  1. Creo, que se te va un poco de las manos. Y me molesta que te hagas llamar feminista, porque considero que con esta entrada te has rebajado a una extrema hembrista, almismo nivel que los que crees que criticas.
    Es totalmente comprensible que una mujer que no te conoce de nada de por hecho que somos heterosexuales, como es la mayoría de la población (a menos a día de hoy, y públicamente).
    Si pretendes cambiar el mundo, el "fuego con fuego" no funciona, sólo te ciega y te hace ver maldad donde sólo hay ignoranca.

    Sólo añadir que lo realmente grave del asunto sobre el que escribes es que, ciertamente, los ginecologos no tengan NI IDEA de nuestra sexualidad, o peor aún, que NO SE INTERESEN EN CONOCERA.

    Necesitaba hacer esta crítica, pero también quiero que sepas que valoro la lucha por defender nuestra igualdad, que algunos dejamos olvidada por comodidad. Así que te animo a que sigas escribiendo e informando a más chicas pero, por favor, trata de evitar extremismos.

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  2. En primer lugar darte la gracias por invertir tu tiempo en entrar en la Taberna del Licor Violeta y leer un artículo y, en segundo lugar, por comentarlo. Un placer, gracias. Ahora bien me encantaría saber dos cosas: ¿por qué te molesta que me llame feminista? A parte de feminista tengo otras muchas categorías por las que se me puede identificar, e incluso un nombre y unos apellidos, por lo que no sé si tu malestar se debe a que como feminista exponga sin tapujos lo que pienso... o no, -supongo que habrás notado el tono sarcástico del post-. Y, mi segunda duda, aunque no por ello menos importante, es que me gustaría saber si existe una escala para valorar mi nivel de feminista pues según tu comentario "me he rebajado a una extrema hembrista"... -independientemente de lo absurdo de dicho término-. Obviamente, si la tienes me encantaría que me la pasases... "información es poder". Gracias, nuevamente.

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